Apañado equipo de rostros entrañables para un amistoso en Barrial.
Había en Gáldar, relatan las crónicas más antiguas, una plaza cercada de piedra en la que los canarios celebraban ciertas clases de juegos. Admiradores de la destreza y consumados maestros en su práctica, puede suponerse que fueran sus entretenimientos preferidos la lucha, el manejo del palo y la esquiva de jabalinas y callaos, quedando tan arraigados los dos primeros en las sucesivas generaciones que aún hoy, se mantiene fresca su popularidad entre jóvenes y mayores.
Acabada la Conquista, era esperada atracción en las fiestas, la concurrencia de jinetes y sus demostraciones de monta, del ensarte de cintas y las carreras de caballos a las que tan aficionado fue el isleño durante siglos y siglos. La excesiva frecuencia con que eran celebradas determinó, no pocas veces, la promulgación de Bandos prohibiéndolas, como lo hiciera la alcaldía de Gáldar en el pasado siglo XIX ante los repetidos desafíos entre vecinos de esta localidad y los de Guía, tomada la calle del Agua como hipódromo y el consecuente peligro para los transeúntes.
Pero ha sido la lucha, quizás por autóctona, por la nobleza de los contendientes y la belleza de su ejecución, el juego deportivo más entrañable de la Gáldar de todos los tiempos. Concurridas y célebres eran en el siglo XVIII las agarradas que en las fiestas de Santiago, Santa Ana, la Encarnación y San Antonio de la Vega, tenían lugar en las plazas de las iglesias. E inolvidables son los nombres del mítico Mandarrias, el deán López Martín que dejara tantas veces la sotana por la ropa de brega, Isidro Díaz, “ El Hércules de Gáldar “, Domingo Mederos, “ Pollo de Gáldar “, Ignacio Tacoronte “ El Calero “, Cristóbal Ramos, Juan Alonso, Pedro Delgado, Clemente Ríos, Borito, Florencio Méndez, Molina, Juan Bolaños y una lista interminables cuyo duradero recuerdo alienta el vigor nunca mermado de la lucha en el solar donde naciera.
El hoy llamado “ deporte rey “, el fútbol, tuvo sus inicios en Gáldar allá por los años veinte, y fue su pionero D. Juan del Río Morera, luego alcalde de la ciudad. Fundador y Presidente, en 1923 de la Sociedad Deportiva Galdense. A él se debe el viejo campo de Barrial, al solicitar de la Corporación Municipal, en octubre del citado año, “ dos hectáreas de terreno en el Lomo de Barrial para construir un campo de pelota, un hipódromo, tiro de pichón y otros entretenimientos “ solicitud que fue aceptada en contrato de arriendo por sesenta pesetas anuales. Sobre este terreno se construyó en 1943 el hoy magníficamente remozado, de césped artificial y luz eléctrica, Estadio Barrial.
Junto al Galdense, comparten rivalidad y afición, el ” Guanarteme “ y el Unión Moral, cuajados todos de extraordinarias figuras que colmarían hoy las más exigentes apetencias de equipos de categoría. Luego se crearon el San Isidro y por los años cuarenta El Almagro, de los aledaños de la plaza.
Los encuentros de las fiestas patronales y el paso de los mejores conjuntos capitalinos de los años treinta, hacen crecer la popularidad del balompié. Concluida la Guerra Civil, los famosos Campeonatos del Norte entre los cuadros de los pueblos de la comarca acaparan las tardes domingueras, donde El Tirma de los Moreno, Abreu, Caballero, Chirivella y Miguel Armas rivalizan por el título con los endiablados “ leones “, los Millero, Ignacio, Dominguillo, Pedro Vega y Chano Molina.
Tuvo el boxeo unos tímidos comienzos en los años treinta, de la mano de Luis Aquilino Naredo García, “ Firpito “ en el ring y “ el argentino “ entre los vecinos. Fino estilista, según dicen, fue siempre acompañado por muchos galdenses en sus combates con los mejores púgiles de la época. En los años cuarenta, dirigió un gimnasio en el que se prepararon muchos jóvenes que si bien hicieron algunos combates con buenos resultados, abandonaron pronto la práctica del deporte de los guantes, del que fuera figura, muchos años después el malogrado Santiago Monzón.
La construcción de un moderno polideportivo, campos de fútbol en todos los barrios, y diversas canchas particulares, ha significado que Gáldar sea hoy una renombrada sede deportiva. Con equipos de categoría en todas las modalidades, balonmano, voleibol, baloncesto y fútbol sala, con una inagotable cantera que a lo largo y ancho de su geografía, hace esplendoroso su presente y su futuro deportivo.