Teatro


Tere Molina en una secuencia de la pieza creada para ella por Gelu Barbu.

 

 


Dejaron costumbre los antiguos vecinos de la Villa de Gáldar, de hacer representaciones teatrales dentro y fuera de las iglesias y ermitas. Autos Sacramentales en la Navidad, Semana Santa y Corpus Christi, comedias dramáticas en las vísperas y días del Patrono y Santa Ana, de San Sebastián, San Antonio de Padua y la Encarnación. Funciones que pasaban a la plaza, esmeradamente alumbrada para festejar la presencia de prelados y autoridades, espectadores desde las ventanas y corredores de las casas en las que eran alojados. Tan asiduas llegaron a ser estas veladas artísticas que, a mediados del XVIII, estando en visita pastoral, el canónigo Estanislao de Lugo mandó que no se prestaran los ornamentos sagrados ni las ropas de la iglesia, bajo pena de excomunión, por los grandes abusos y deterioros que se cometían.

Un novedoso acontecimiento habría de marcar un hito en el ámbito cultural de Gáldar. Era el 25 de Febrero de 1847, cuando un grupo de vecinos de la mayor representación, encabezados por el Capitán D. Nicolás de Aguilar, Comandante de Armas de la Villa y como miembros de la Sociedad de Fomento, Instrucción y Recreo, recién fundada, interrumpen la sesión plenaria que estaba celebrando la Corporación, para pedir “ se les conceda la parte del edificio de la cárcel que ha estado como está, sin uso, para hacer un teatro que al paso sirva para ilustrar al pueblo “. Y sorprende el hecho de que los mismos individuos pidan la construcción de una pequeña alameda de arbolado y flores en la trasera del templo parroquial, en unos momentos trágicos por el hambre que asola la isla, circunstancias a las que ellos mismos se habían enfrentado ya, expresando “ el dolor que les causaba tanto pobre sin comer “ y pidiendo fueran embargados los comestibles. De la magnitud grave del momento, da idea la desesperada solicitud del Alcalde de Las Palmas para que le fueran enviadas urgentemente unas partidas de millo.

Pasada las diligencias del salón teatro a la información del Regidor Síndico, se concede la pieza que pide la Sociedad, la primera existente en Gáldar y precedente del Casino actual, poniendo a su disposición todos los auxilios que estén al alcance y facultades de la Corporación, pues ningún otro destino puede dársele de que resulten mejores ventajas a esta población.

El seis de Junio del mismo año da cuenta el Presidente de la Sociedad de “ que hallándose al concluir el Teatro dramático, estando arreglándose los asientos y siendo de absoluta necesidad el formar un palco para la colocación de la autoridad local o la Superior de la Provincia que puede llegar el caso de concurrir, pedía se le concediesen cien pesos del fondo de propios “. Concedida la citada cantidad y terminada la obra, se describía así, muchos años después, el viejo solar destinado a cárcel pública, inconcluso al despojo del Juzgado del Partido: “ la entrada del edificio la constituye un zaguán, teniendo a su derecha una pieza que es el despacho del Juzgado de Paz y a su izquierda el salón que sirve de teatro y en cuyo fondo se halla el escenario que tiene un hueco sin puerta que conduce a una pieza que fue de vestuario y ocupada por el maestro D. Francisco Guillen del Toro. Esta y el salón tienen salida a un patio donde esta la sala de dicha escuela y el “ excusado de los niños “.

A lo largo de su existencia, cumplió con creces la Sociedad la razón de su fundación: “ Siendo su objeto proporcionar mejoras materiales a la población, contribuir al desarrollo de la inteligencia entre los socios y demás personas que quieran aprovecharse de la lectura de la Historia y periódicos y proporcionar al vecindario en dos o tres festividades al año, funciones dramáticas en el pequeño teatro creado a expensas de dicha Sociedad “. Y fueron, memorables muchas actuaciones de los cuadros de aficionados, reseñadas elogiosamente, no pocas veces, por los noticieros de la época, como lo hiciera “ La Aurora “, semanario de Literatura y de Arte, de Santa Cruz de Tenerife, el Domingo 17 de Septiembre de 1848, acabada ya la estancia de Antonio María Claret en la todavía Villa de Gáldar: “ Por la noche ( 25 de Julio ), los incansables aficionados nos dieron en su lindo coliseo “ El pelo de la dehesa “ y en el intermedio se cantó por los Sres. Jurado e Isaac el famoso “ dúo de las Pistolas “ de la Chiara di Rosemberg, el cual fue muy aplaudido y a la verdad que lo mereció. Concluyó la función teatral con “ Una de tantas “, linda piececita del Sr. Bretón. Al día siguiente, nada ocurrió de notable, pero por la noche se representó por vez primera “ El premio grande “, que gustó mucho “.

Extraordinaria fue la jornada del 23 de Febrero de 1873, fecha en que se recibe el Decreto de Proclamación de la República Federal, surgida el día 11 de dicho mes al abdicar Amadeo de Saboya. La preciosa decoración que transparentaba los nombres de Figueras, Orense, Castelar, García, Pí Margall y otros patricios, los aires interpretados por la Banda de Música y los calurosos aplausos de los muchos espectadores, hicieron memorable una noche de exaltación patriótica.

En Octubre de 1912, presentaba la Sociedad los planos del nuevo y actual teatro, cuya obra en subasta es adjudicada a Felipe Padrón Sosa, y que suponía la desaparición del viejo, meritorio por el servicio a Gáldar y por haber sido el segundo construido en la isla, tras el Cairasco de Las Palmas, levantado dos años antes. Después de pasar por momentos difíciles debidos a la guerra europea, queda terminada la obra, gracias a la siempre generosa Cuarta del Agua en 1917. De estilo neoclásico con variantes, destacando sobre todo su acústica y la piedra natural de las canteras de Gáldar, pasaron por su escenario inolvidables espectáculos. Desde las tradicionales luchadas de las fiestas patronales, a las representaciones de las más conocidas piezas de teatro por renombradas compañías, así como zarzuelas y revistas musicales, agrupaciones folclóricas, mítines políticos y disertaciones culturales. Aquí fueron admirados y aplaudidos Matilde Rivero y Enrique de Rosas, argentinos, en cuya compañía figuraba una joven actriz hija de padres galdenses. Y Julia Lajos con Manuel París, Gaspar Campos y Juan Espantaleón, Luisita Rodrigo, Ramón Elías, Sebastián Suárez León y su “ Divino impaciente “,

Resurrección Acevedo con “ Ven acá vino tintillo “ Martínez Penas, Mariano Beut y Antonio Cardoso… Con ellos y acaso sin desmérito, los estupendos grupos de aficionados locales como el “ Pérez Galdós “ del matrimonio Cambres con la “ Casa de Quirós “, la revista Televisión del Cronista Martín Moreno y decorados del eximio Antonio Padrón. Los cuadros artísticos de Acción Católica, Dña. María Araujo, Cardenal Cisneros, Ajódar, y tantas veladas escolares bajo la ilusionada dirección de maestros y maestras.

Ya fuera del propio recinto del Teatro Municipal, y al instalarse en él la Sociedad, es digno de recordar al Popular Cinema o
“ Cine de los Guayabos “, en la Calle Larga, también con escenario y donde se representará “ La Cruz de Pepita “ por los conocidos estudiantes y profesores galdenses de aquel entonces. Y teatro se hizo también en el almacén, hoy cine Unión, y en el teatrito escolar del Fernando Guanarteme, así como en el cine Guaires que acogiera a Pepita Martín, Luis Araque y su orquesta y al inolvidable Antonio Machín. Recuerdo aparte merece la visita anual que hacía la Compañía del Teatro Popular con su carpa y las representaciones navideñas dentro de la iglesia, conservada su tradición por las hermanas Delgado. Dentro y fuera del templo destaca el Auto de los Reyes, una de cuyas versiones se representa aún hoy.

La transformación sufrida por los numerosos barrios, los modernos medios de comunicación, los muchos centros educativos creados, las asociaciones vecinales y parroquiales y la sensibilidad de las Corporaciones Municipales, han sido campos propicios para el desarrollo de inquietudes culturales, entre las que no ha perdido su rango de tradicional la representación teatral.